Autor: Abg. Cecilio Bernardo Venegas Cruz
La informalidad laboral solo en el 2021, según el observatorio CEPLAN alcanzó un 76,8% de la totalidad de formas de empleo en el Perú, una tendencia que ha ido creciendo en el transcurso de la última década. Manifestándose en todas las formas de la economía, así como en sus distintos niveles, esta ocurre por la alta tasa de demanda de trabajo y la poca demanda de ofertas laborales, siendo estas últimas de requerirse para una elección plausible al cargo, experiencia muchas veces no tenida por el postulante.
Por lo tanto, su expresión tiene toda una suerte de redes entrampadas, sin embargo, en lo general de lo que se refiere a su desarrollo, la misma se refiere a aquellas actividades económicas y laborales que no se encuentran por ningún lado bajo un marco legal que lo regule, ni mucho menos uno institucional, siendo en algunos casos incluso "ilegales", o bordeando el marco de la legalidad.
Estas ocupaciones y formas de producción son ejercidas por personas que no cuentan con ninguna protección social, ni derechos laborales o acceso a beneficios como algún tipo de seguro médico, pensiones, y mucho menos vacaciones pagadas; este tipo de actividades comprenden ciertas características muy comunes, como la falta de registro formal, los trabajadores informales no se encuentran registrados oficialmente en las instituciones gubernamentales que tienen como finalidad supervisar el empleo, así como las relaciones laborales que pudieran resultar perjudiciales para estos, quedando en muchos casos como único recurso de reclamo la renuncia, o una demanda laboral que resultaría mucho más costosa por la duración que tiene, además del gasto que muchas veces excede el pago pendiente.
Debemos de considerar que la falta de supervisión a los "emprendimientos" u ofertas laborales informales, les traen consigo un aumento en su economía, esto porque sin supervisión, ni a quien responderle en impuestos, toda ganancia obtenida es líquida. Pero esto no sería un problema serio de solo ser una persona la encargada de toda la actividad económica, el problema real y grave ocurre cuando se convierte en un grupo, de dos a más personas, como empresas no registradas, y entonces, ahí sí, el personal trabajando con sin ningún derecho laboral sujeto al arbitrario despido de sus jefes, resulta en un gran injusto imperceptible para las autoridades, solo y hasta que alguno de estos trabajadores decida denunciarles.
Lo anterior conlleva a la inestabilidad laboral, los empleos informales suelen normalmente ser temporales, por lo tanto inestables, y carecen en su mayoría de cualquier tipo de seguridad en el trabajo a largo plazo.
Por ejemplo, en los casos de los sistemas TDC o Trabajo desde Casa (no confundir con el trabajo remoto que ofrecen algunas empresas telefónicas), resulta en un claro ejemplo de "manipulación" sin engaño suficiente para considerarse estafa, pero que convierte a los "trabajadores" en una suerte de socios, sin derecho a algún tipo de derecho laboral, gratificación o aguinaldos.
Debemos de ser claros en algo, y es que, la escasa protección laboral en estas formas de trabajos, se excluye a los trabajadores de los sistemas de seguridad social, lo que ciertamente los deja vulnerables a enfermedades, accidentes que, de tenerlos, ellos mismos tendrán que costeárselos, sin dejar de lado el posible consecuente despido, por ser de inutilidad para sus empleadores.
Ahora bien, NADIE ESCAPA DEL FISCO, sin embargo, este tipo de empresas (no considerados los empleos informales temporales como los de limpieza del hogar, por ejemplo), resultan en un sin disimulo contra la administración pública, a través de la evasión fiscal, pues no contribuyen en absoluto de forma adecuado con el pago de los impuestos debidos y, por tanto, afectan negativamente a las finanzas del Estado.
Información utilizada obtenida de:
1 de agosto del 2024
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